La inmortalidad de Pinochet

Calígula. – A la muerte, hombre. Has dado tu vida por la mía. Ya me siento mejor. Ni siquiera tengo ese horrible gusto a sangre en la boca. Me has curado. ¿Estás contento, Casio, de poder dar tu vida por otro, cuando ese otro se llama Calígula? Ya estoy de nuevo dispuesto a todas las fiestas.

Calígula.

Hoy es el aniversario de la muerte de Pinochet.

Kundera en un libro se pregunta qué habrán pensado los inmortales los años antes de morir. Qué habrá pensado Goethe la década antes de morir longevo, cuando ya toda Europa estaba a su pies. Qué habrá sentido Hemingway al tener la certeza que sus 3 esposas e hija vivirían el resto de sus vidas contando el horrible ser humano que era cuando vivió. De Goethe sabemos que se relajó y disfrutó su inmortalidad. De Hemingway, que se suicidó.

De Pinochet sabemos que literalmente se hizo el loco. Algunos creyeron que la indignidad de hacerse pasar por loco era suficiente para acabar con su sombra. Estaban equivocados. No importa cuánto se escriba sobre lo ignorante y troglodita que era, su infame traición y mero oportunismo que lo puso en el poder, la conciencia dolosa que tuvo del exterminio y la tortura como política de Estado. Pinochet es, hasta ahora, inmortal. Nuestras vidas están marcadas por su presencia. Por eso se hizo el loco, porque ya no importaba, porque nadie recuerda que Goethe se relajó al final de su vida ni de lo que toda persona que tuvo contacto con Hemingway escribió.

Haberlo juzgado tal vez habría tenido un efecto contra su inmortalidad. Todo aquel que ha tenido alguna experiencia con el sistema judicial conoce la infinita capacidad de banalización que este tiene. La relación amorosa más importante de su vida se está destruyendo? Que pase el contador; Necesita recuperar su casa para poder vivir? Sabe, en febrero no trabajamos, vuelva en marzo. Habría sido bonito escuchar al juez decirle a Pinochet “identifíquese el imputado, nombre completo, rut y domicilio”, “hable más fuerte por favor, para el registro”, “nos tomaremos unos minutos para que el imputado pueda ir al baño”. Pero eso es sólo soñar.

Ojalá la historia juzgue a los culpables de no haberlo juzgado.

Leave a Reply

Fill in your details below or click an icon to log in:

WordPress.com Logo

You are commenting using your WordPress.com account. Log Out /  Change )

Facebook photo

You are commenting using your Facebook account. Log Out /  Change )

Connecting to %s